Manuel Osorio-Arellanes, de 37 años de edad, se declaró
culpable del asesinato del agente de la Patrulla Fronteriza Brian Terry, crimen
que desencadenó el derrumbe de la fallida operación federal “Rápido y Furioso”.
Osorio-Arellanes se declaró culpable del crimen de 2012 para
evitar ser condenado a muerte y ofreció sus más sentidas disculpas en la corte.
El convicto señaló al juez que “lamento lo que ocurrió” y
que “también fui lastimado, no se qué más decir, por favor, perdónenme”.
Dos de las armas recuperadas en la balacera fueron
rastreadas hacia el operativo Rápido y Furioso por el Buró de Alcohol, Tabaco,
Armas de Fuego y Explosivos, desencadenando una de las mayores crisis y
controversias de la administración de Obama.
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