miércoles, 13 de agosto de 2014

Representantes legales voluntarios exponen condiciones en prisión de ICE


Mujeres víctimas de tráfico humano y de abuso familiar están entre las madres con niños detenidas en Artesia, Nuevo México, y la abogada Lynly S. Egyes, del Urban Justice Center, está acostumbrada a escuchar este tipo de casos.

Pero lo que Egyes vió durante varios días ofreciendo como voluntaria sus servicios en ese centro de detención, le afectó profundamente.

"No es justo para las mujeres y niños que están ahí, la forma en que los estamos deteniendo", dijo Egyes, quien a pesar de estar acostumbrada a esos casos, confesó haberse sentido muy afectada.

"Fue una de las cosas más difíciles de ver y escuchar, vi mujeres caminando con bebés que no tenían ropa que les sirviera, o muy grande o muy pequeña. Se me acercó una madre que llevaba como un paño de lavar y esa era la cobija del bebé. Llevaba a su hijo muy apretado porque allí el aire acondicionado está muy fuerte y todo el mundo tiene frio", relató la abogada.

Lo más importante, añadió la letrada, es que una mujer que defendía su caso no había podido articularlo en la entrevista.

"Me di cuenta por mi experiencia que fue víctima de tráfico por pandillas y sin embargo, ya le habían negado su caso porque fue a la audiencia sin abogado. Esto está ocurriendo demasiado, estos agentes no están entrenados para identificar a víctimas de tráfico y las entrevistan con los bebés en brazos", indicó.

Stephen Manning, un abogado de Portland, Oregon, acaba de regresar a su ciudad después de 10 días de pasar 14 horas diarias dentro del "centro residencial", al cual trasladan a mujeres con hijos atrapadas en la frontera. O como el gobierno federal las llama: "núcleos familiares".

Manning explica lo difícil que es el éxito de los casos, poniendo un ejemplo ocurrido el día anterior.

"Ayer tuve una clienta que testificó ante un juez que estaba presente desde el otro lado del país por medio de una video conferencia. Ella en este lado, dando de mamar a su bebé, que comienza a llorar. Su otro hijo mayor, golpeando la cabeza contra la mesa. Es en esas condiciones que esta mujer tiene que contar su historia de miedo y abuso", dijo Manning. "Y aunque yo estaba presente, no podía hablar, solo observar, según las reglas de la audiencia".

Manning indicó conocer solo un caso en el tiempo que estuvo allí de una mujer que recibió fianza. "Veinticinco mil dólares", dijo Manning. "Ese normalmente es un monto que solo se le da a personas con delitos ¿còmo lo va a pagar una madre refugiada?".

El abogado, que coordinó un equipo de abogados voluntarios dijo estar "exhausto, física y emocionalmente".
"Y este fin de semana regreso de nuevo", añadió.

No hay comentarios:

Publicar un comentario