jueves, 15 de mayo de 2014

Por adulterio ahorcarán a mujer embarazada después de 100 azotes


Un Tribunal sudanés condenó a muerte a una mujer por convertirse al cristianismo y negarse a regresar al Islam, denunciaron este jueves organizaciones internacionales defensoras de los derechos humanos.

La mujer, identificada como Mariam Yahia Ibrahim Ishag, de 27 años, fue condenada el pasado fin de semana por una Corte de Jartum a morir en la horca por apostasía y a recibir 100 latigazos por casarse con un hombre cristiano y cometer adulterio.

“Yo sentencio a que sea ahorcada hasta la muerte y a recibir 100 latigazos por adulterio”, afirmó el juez Abbas Mohammed Al-Khalifa este jueves, al cumplirse el plazo dado a la mujer para abandonara el cristianismo y volviera a la fe islámica.

El juez recordó que la Corte dio tres días a Adraf Al-Hadi Mohammed Abdullah -nombre musulmán dado a Miriam por su padre- para retractarse, pero ante su insistencia de no volver al Islam, se tuvo que ratificar la sentencia, según reporte de la televisión Al Yazira.

Según una persona presente en el momento del juicio, el juez Abbas preguntó a Ibrahim si estaba dispuesta a volver a su anterior religión, ella reafirmó con seguridad su conversión al cristianismo, pese a que ante de iniciar la audiencia se reunió con un líder religioso islámico.

“Yo soy cristiana y no cometí apostasía”, afirmó la acusada, quien según activistas de derechos humanos está embarazada.

El veredicto provocó el rechazó y condena de unas 50 personas, que se manifestaron frente a la Corte en contra de la decisión y exigieron detener la ejecución de la mujer y su liberación inmediata.

“No a la ejecución de Mariam”, dijo uno de los manifestantes, miembro del Movimiento Cambia Ahora, que considera que los derechos religiosos son un derecho constitucional en Sudán, donde se estableció la Ley Islámica desde 1983.

La sentencia a muerte contra la mujer también fue condenada por Amnistía Internacional (AI), que la consideró “abominable” y exigió la liberación inmediata e incondicional de Ibrahim Ishag.

“El hecho de que una mujer haya sido sentenciada a morir por su elección religiosa y a latigazos por casarse con un hombre de otra religión es asombroso y abominable”, indicó la organización internacional defensora de los derechos humanos.

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